Imagen 1. El cráter del volcán San Martín Tuxtla. Crédito propio.

Una tarde de julio me sumergí en la espesa vegetación del cráter del volcán San Martín Tuxtla (México), a 1680 msnm. Al alzar la vista me encontré con un techo formado por cientos de tonos de color verde, un sinfín de siluetas en las hojas de árboles y arbustos, así como el sonido interrumpido pero constante de al menos cinco aves distintas. La palabra “biodiversidad” llegó con rapidez a mi mente.

Pero ¿qué es la biodiversidad?

Para acercarse al concepto no hace falta escalar el San Martín, basta una mirada atenta al jardín, a un parque público o a nuestras mascotas. Nuestro perro es distinto de una lagartija y el ser humano es diferente a las rosas. La vida existe en una multitud de formas, colores, texturas y escalas.

La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad define este joven concepto como la variedad de la vida en cada uno de los niveles de organización biológica (1). Esto quiere decir que la biodiversidad no incluye solo la variedad de especies.

Los niveles de organización biológica son una jerarquía que nos ayuda a comprender con mayor facilidad los procesos que ocurren simultáneamente en nuestro planeta. En el primer nivel están los genes, después, los organismos y poblaciones, ecosistemas, comunidades y finalmente los paisajes o regiones. Así, cuando se habla de biodiversidad también se habla de la variedad de genes, ecosistemas e incluso paisajes.

Para cada nivel de organización biológica podemos identificar tres atributos de la biodiversidad: composición, estructura y función (1, 2). La composición es la identidad y variedad de los elementos (el número y las especies presentes), la estructura es la organización física o el patrón del sistema (como el número de individuos de cada especie presente, la abundancia relativa de los ecosistemas, conectividad, entre otros atributos) y la función son los procesos ecológicos y evolutivos que están inmersos en la dinámica de cada sistema (por ejemplo, las interacciones que ocurren en cada ecosistema, como la polinización o la sucesión.) (2).

Ahora ya sabes que la biodiversidad no solo nos rodea, también somos parte de ella.